No soy primeriza...

Pues no, no lo soy, ya sé lo que es eso y probablemente lo he experimentado más veces que la mayoría de ustedes. Pero aunque ésta fue mi tercera vez, no pude evitar sentirme como la primera.
Me sentía rara, diferente, nerviosa. Con miedo de que se me notara mucho y la gente me mirara y juzgara. Caminaba por la calle rápidamente y sin voltear a ver a nadie, no fuera que al verlos a los ojos notaran algo extraño en mi mirada y me señalaran.
Bueno, no es algo malo, no tenía por qué estar asi, pero simplemente no lo pude evitar. Recuerdo mi primera vez, ni siquiera quería llegar a la escuela!! Obvio mis amigas fueron las primeras en saberlo, no lo pude evitar, los demás nunca lo supieron. La segunda no la recuerdo bien, sólo me acuerdo de esos escalofríos que sentía en mi piel descubierta y un frío lento.
Pero esta, esta la recordaré por siempre. Cómo es posible que yo, toda una señorita glamourosa de 22 años ande por la calle con los pantalones rotos!!!! Sí!! Me atoré con un clavo o tachuela de esas que se asoman en las sillas muy viejas y scraaaatchhhhh!! Mi pantalóoooooon!! Noooooooo!!
Tres veces!! Me ha pasado ya tres veces!! Ven? Sí les gano verdad?Lo bueno fue que ya era noche, la oscuridad esconde esos pequeños detalles y además corri directamente a casa.
Sólo mirenme!!!!

(esta es una dramatización de los hechos)