viernes, 13 de enero de 2006

Arranques...

Es increíble cómo puedes odiar tanto a alguien y aún así no ser capaz de separarte, de olvidarte de ella o de bloquear su acceso a tu vida. El simple hecho de verla te hace querer vomitar, correr, patear algo y aun así no volteas tus ojos hacia otro lado.
Sabes que hablar con esa persona te provocará arrepentimientos: ¿por qué me quedé callada? ¿Por qué le di la razón? ¿Por qué dejé que ganara? Y el coraje y el dolor que sus palabras causan, taladran en tu mente una constante verdad “estúpidamente, volví a escuchar”. Y estando despierta, con la mirada perdida, aun no eres capaz de dejar de soñar con la tan anhelada y estereotipada felicidad, aun cuando dentro, muy dentro de ti sabes que no hay cosa más falsa y más dolorosa que el tonto “hubiera” en el que tanto insistes en fantasear; y que todo el sentimiento que no tuvo la oportunidad de expresarse y volar, no ha tenido otra opción que convertirse en ese concepto tan complejo e hiriente que es el odiar. Lo odio, creo que sí…pero quisiera en vez de eso poderlo olvidar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Chale!
¡¡¡Creí que yo escribía cosas raras!!!
Después de esto... ODIO mi vida de escritor frustrado porque alguien más se decidió a escribir lo que le salía del alma...
Lo peor es que hace algunos ayeres esto era inconcebible, pero por el amor que tarde o temprano a todos nos llega también aparece esa inspiración que todos tenemos escondida...
Asimismo, a pesar de siempre mostrarnos ante los demás como personas felices, también tenemos escondidos nuestros sentimientos que nos hacen ODIAR a alguien que antes deciamos AMAR...
¿Qué contradictorio, no?
Como dijera mi buen amigo Bichir:
"Está complicado esto"...
Saludos Shamak.